domingo, 29 de noviembre de 2015

CARLOS II, ¿EL HECHIZADO?

 Carlos II. Juan Cerreño de Miranda (1680)
En noviembre de 1661, nace el esperado hijo de Carlos IV y Mariana de Austria. No pasó mucho tiempo, para que la debilidad y las malformaciones del recién nacido quedaran patentes.

Su padre Felipe IV era tío de su madre, Mariana de Austria, lo que implicaba un alto grado de consanguineidad en su descendencia. El niño nació con flemones en las mejillas, la cabeza hinchada y con numerosas costras, seguramente a causa de la hidrocefalia que sufría. Su lactancia duro hasta los cuatro años, llegando a despellejar a mordiscos los pezones de sus nodrizas. Carlos aprendió a andar durante la adolescencia, ya que en la infancia también había sufrido raquitismo. A todo esto hay que sumarle sus problemas intestinales e infecciones y catarros que contraía, con 11 años sufrió una viruela que estuvo a punto de matarlo.

En cuanto a su capacidad mental, era casi nula. A los 9 años no sabía ni leer, ni escribir. Su pasatiempo favorito era entretenerse con bufones y enanos, además de meterse en la cocina de palacio para ver como hacían los pasteles. 

Lo que verdaderamente le ha dado la fama a este Rey y por lo que se le conoce como El hechizado, es por su incapacidad para tener descendencia. Como se pudo constatar en su autopsia Carlos II, sufría una patología genital por lo que solo contaba con un testículo, atrofiado y de color negro.

El monarca se casó dos veces. Su primera esposa fue María Luisa de Orleans, a la que amó profundamente, pero falleció inesperadamente en 1689, diez años después de su matrimonio con el Rey, en los cuales no lograron que la reina quedará en cinta. Ese mismo año se celebró su segundo matrimonio con María Ana del Platinado-Neoburgo. Durante su matrimonio con el Rey, hasta que quedara viuda en 1700, fingió hasta once embarazos que siempre desencadenaban en escandalosos abortos. Finalmente tampoco tuvieron descendencia, por lo que con la muerte del Rey se inicia una guerra civil en España por la sucesión al trono, entre los partidarios de Felipe V (Borbón) y los del Archiduque Carlos de Austria. Con él termina la dinastía de los Austrias.

Murió a los 39 años, a causa de un ataque de apoplejía epiléptica. Las conclusiones que sacaron tras su autopsia fueron las siguientes: "apareció el corazón muy pequeño, del tamaño de un grano de pimienta, los pulmones corroídos, los intestinos putrefactos y gangrenosos, en el riñón tres grandes cálculos, un solo testículo, negro como el carbón y la cabeza llena de agua”...


Muchos fueron los médicos, que lo purgaron y sangraron. Las curas médicas pasaron a convertirse en exorcismos y rituales mágicos, y el rey comenzó a rodearse de curas, exorcistas y curanderos. Estas prácticas consistían en colocarle pichones recién muertos sobre la cabeza y entrañas calientes de cordero en el abdomen.

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